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sábado, 25 de mayo de 2013

2 temp. 8 capítulo

Adrian estaba sentado a mi lado en ese sofá tan cómodo. Estaba pensando en dónde podrían quedar Adrian y Sofía y se me ocurrió un lugar muy agradable.
- ¿Qué tal si después de la cena, la llevas al río?
- ¿Un paseo en barca? ¿No es demasiado romántico?
- Y ¿que crees que le gusta a una chica?
- Bueno, está bien. La puedo llevar a cenar a un restaurante italiano. ¿Le gusta la comida italiana?
- ¿Y a quién no? Pero creo que su comida favorita era... ¿cómo se llama? Errr... Así un kebab.
- Vaya, tal vez la parezca un poco cutre.
- Le va a encantar.
Sonríe picaramente. 
- Gracias, Ana.
- De nada. Ahora que está solucionado me voy a dormir.
- Buenas noches.
Me metí en mi cuarto y después de cambiarme de ropa e ir al baño, me metí en mi cama. Miguel me ha besado. No pude evitar que me saliese una sonrisita. 
- Le quiero. Le quiero. Le quiero. ¡Le quiero!
Los ojos se me empezaron a cerrar. Me dormí pensando en los recuerdos que tenía de él. 

El día pasó lento. Estuve estudiando física y biología. Recibí mensajes de Miguel, me preguntaba cosas y si quería quedar. Le dije que tenía que estudiar.



"Que aburrida es mi novia"
¿Qué? ¿Desde cuándo soy su novia? Empecé a bailar de forma alocada por mi cuarto.




Le contesté:
"Soy tu novia?"
"La verdad es que no hemos hablado de eso, una razón más para quedar."
"Está bien, voy a comprar comida al Hipercinco. A las 13:00."
"¿Sabes? Es curioso porque necesito con urgencia cinco rábanos  Hoy mismo voy a comprarlos y no se hable más"
Quedaban dos horas para verle y ya estaba pensando en que ponerme. Entonces recibí otro mensaje pero no era de la persona que yo creía. Era de Lidia.
"Tías, no os podéis creer lo que me ha pasado hoy...


- ¡Lidia, haz el favor de sacar a esta perra a la calle!
Agh. Maldita sea. Me levanté de la silla y esta crujió aliviada. La grite que si mientras me cambiaba de ropa y me peinaba el pelo. Estaba tan enredado que se me rompió el peine.
- ¿Qué podía ir peor?
- Quieres salir ya, que la perra se va a empezar a mear por la casa.
- Claro mama, como no. Sacaré a pasear a la perra cuando debería estar estudiando. Creo que puedo dedicarme a pasear perros, ese sería un buen oficio. Lidia, la paseadora de perros profesional.
Me acerqué a la perra que estaba tumbada en el sofá al lado de mi padre y la puse las correas. Empezó a quejarse y hacía sonidos desagradables, parecía que quería atacarme. Maldita, Lucky.
- No exageres, solo vas a tardar quince minutos.
- Lucky es una cagona y necesita sus cuarenta y cinco minutitos en la calle.
- Eres una quejica
- Para eso soy una adolescente 
- Que cruz, que cruz.
Me puse los cascos y salí de casa. En la calle, los primeros rayos del sol habían empezado a asomar. El viento azotaba los pelos de Lucky, mis músculos se tensaron y me dio un escalofrío.
- Además hace frío. Lucky tengo una pregunta, ¿por qué tienes que pasear tres veces al día? ¡Tres!



- ¿Sabes que eres adorable? Con eso me basta, te pasearé también por la noche. 
Estábamos llegando al parque. Lucky debió ver a un perro y como yo no estaba concentrada, se me escapó la correa.
- ¡Lucky!
La perra empezó a correr como nunca, yo empecé a correr detrás suya. 
- ¡Estúpida perra! Te quedas sin el paseo nocturno. Ya lo sabes.
Mis pulmones me decían que parara pero la perra seguía corriendo. El flato, como era normal, se apoderó de mi. Por fin la perra se paró y yo hice un último esfuerzo.
- Lucky, ¡yo te mato!
Me tire al suelo a por la correa. Para mi sorpresa, había otro perro con ella, me resultaba familiar.
- Vaya, creía que eras estúpida pero has conseguido superarte.
- Como no, el que faltaba. Un hola hubiese estado bien por tu parte, Gonzalo.
- Me desagrada tu presencia y tu perro está molestando al mío.
- Que agradable eres.
- No intentaba serlo, contigo perdería el tiempo.
- Me vas a guardar rencor para siempre.
- Creo que si.
Miré al suelo. Le hice daño y nunca me lo perdonará. En verano no soy la misma Lidia, soy más rebelde y alocada, no me importa nada ni nadie. Le hice daño. Me sentía tan mal, una gran carga se había alojado en mi pecho y no pretendía marcharse.
- Gonzalo, ¿cuantas veces tendré que pedirte perdón?
- Nunca será suficiente.
- No fue para tanto.
- ¿Que no fue para tanto? Dejarme tirado por la noche, sin teléfono, sin coche, en medio de la carretera mientras te marchabas con tu nuevo novio. Déjame que yo juzgue eso.
- Estaba borracha, Gonzalo. Tu me gustabas no él. Me hiciste creer que un amor de verano no tenía que significar algo fugaz, que podría durar. Me equivoque y te hice daño. Cada vez que te veo siento que te debo algo. Lo siento.
Nos quedamos los dos mirándonos con nuestros respectivos perros reuniéndose de nuevo después de varios meses sin verse. Una lágrima se cayó por mi mejilla, tan sola, tan fría, tan intensa. Consiguió que me derrumbase. Me sentía terriblemente mal por él y no podía arreglarlo, él iba a seguir sufriendo. 
- Espero que consigas perdonarme. Te echo de menos.
Él no contestaba, parecía que miraba al infinito. Cogí aire y lo solté:
- Podríamos intentar ser amigos.
Entonces levantó su cabeza el pelo rubio se le tapaba la mejilla. Sus ojos me miraron, esos ojos azules tan brillantes que no sabía con que compararlos. No recordaba que era tan grande, sus brazos eran musculosos y su pelo se había oscurecido. Había cambiado desde el verano, a mejor. Que fuese tan atractivo lo empeoraba todo. Me estaba mirando fijamente y sus ojos estaban enseñándome todo su odio hacia mi.Entonces fue cuando se giro y silenciosamente tiró de la correa de su perro y se alejo sin decir una sola palabra.
... Volví a casa llorando. Ha sido horrible. No puedo parar de pensar en él."




Se me calló una lagrima al escuchar su historia. Estábamos sentadas en su cama. Yo me levante corriendo y la di un fuerte abrazo, no quería soltarla. Noté su respiración en mi hombro y empezó a sollozar. Estaba temblando y su respiración se aceleraba.
- Lidia todo el mundo comete errores - decía a mi espalda Berta
Entonces la solté para que pudiésemos hablar todas con ella.
- Ya - no podía continuar, necesitaba coger aire y dejar de sollozar un rato. Sus lágrimas caían por sus mejillas a con mucha rapidez. - es que. Es que. Me. he dado cuenta. De que. De que le quiero.

Nos callamos. Lidia quiere a Gonzalo, pues que bien lo ocultaba el otro día. Lo cierto es que tenía cierto atractivo. ¿Qué podía hacer para ayudarla? Absolutamente nada, no hay nada que pueda hacerla no deprimirse.

- Podríais decir algo. Hacerme sentir menos impotente aunque sea imposible. Reconozco que le quiero cuando el me odia. Le quiero y el me odia. Además no hay nada que pueda hacerme sentir mejor por lo que hice, he visto su reacción y ha sido devastadora. Le he roto el corazón y, ¿quiero que me perdone? Lo llevo claro. No hay nada que podáis hacer para que me haga sentir mejor. Si estáis aquí es por ... Gonzalo. Le recuerdo al miraros. Esta en todas partes. 

Entonces volvió a llorar. 

Podéis ver una película. Olvidarás tu complicada vida durante dos horas y te meterás en una vida más sencilla y predecible.- dije tímidamente.
- Es una buena idea, no pensaras en él y sino pensamos en otra cosa - dijo Sofia.
- Espera, ¿tu no te quedas? - dijo Berta
- Tengo que hacer la compra. Lidia ahora no te dejo escuchar nada de Taylor Swift, se que es raro prohibírtela pero es necesario. Lo que tienes que hacer Lidia es dormirte pronto, a lo mejor lo consigues y le olvidas durante unas cuantas horas. Mañana será otro día y las cosas serán diferentes, ya lo verás.
- Gracias por ayudar Ana.- me contestó 
La di otro abrazo, esta vez más corto y la solté. 

Salí de su casa y llegué al Hipercinco. Entre y cogí una caja para coger comida. Pase los detectores y saqué la lista de la compra del bolsillo trasero del pantalón.
- No hagas esos movimientos que puedes poner cachondo a más de un cajero.
- Miguel- me reí. Así acaba el octavo capítulo de la segunda temporada de Despierta.

2 comentarios:

  1. Pobre Lidia, espero que solucione pronto las cosas con Gonzalo... El amor es duro, supongo. Al menos tiene a sus amigas apoyándola.
    Y, como ya dije, ¡Miguel es un amor! de veras, en increíble.
    Bueno, me lanzo a por el último capítulo publicado. (¡Por fin me voy a poner al día!)
    Un beso

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    Respuestas
    1. ¿supongo? Me ha dado curiosidad.
      Me da miedo que llegues al ultimo capitulo publicado. Ahora siento una gran responsabilidad de continuar rapido. Ya me están saliendo unas cuantas ideas. Felicidad.
      Besos <13

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